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Por Andriw Sánchez Ruiz / Verónica Ribeiro | Cortesía Prensa LVBP / 22 de Enero de 2017

Barquisimeto.- ¿Qué tal un viaje en el tiempo por ocio y curiosidad? Se introducen coordenadas, aprietan botones y una nube polvorienta es la única evidencia de la aventura. 55 finales de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional pasan velozmente cerca de las ventanillas de la máquina y es evidente una curiosidad: Las franquicias del Caracas, Navegantes del Magallanes o Tigres de Aragua, las organizaciones más exitosas en el circuito, no han sido protagonistas en solo tres instancias decisivas.

La primera ocurrió en la temporada 1960-1961, entre Industriales de Valencia e Indios de Oriente. Después sucedió en la 1983-1984, disputada por Águilas del Zulia y Cardenales de Lara. Y ahora el actual enfrentamiento de rapaces y crepusculares. Sí, es mejor que en este punto se comience a sentir afortunado. Ya se dio cuenta que es espectador de algo que ha sucedido muy poco.

Casualmente, aquellas remotas finales son buenos recuerdos para los libros zulianos. El Industriales fue campeón (3-2) y poco después pasó a instalarse en Acarigua, con el nombre de Llaneros. El nomadismo terminó en 1969 al convertirse en Águilas, que logró su primer título (4-1) en el mentado choque contra los larenses. Tal vez resulte pertinente detener la máquina del tiempo en los sucesos de hace 33 años.

El comienzo de la final fue muy distinto al de los tiempos actuales. Se inició lid en el Luis Aparicio “El Grande” de Maracaibo y fue Cardenales el que celebró primero al blanquear 1 por 0. Félix Oroz lanzó 7.1 innings y aceptó un imparable, pero el héroe ofensivo fue el jardinero Tito Landrum, quien venía de ser un modesto grandeliga con Cardenales de San Luis y Orioles de Baltimore. El cuarto bate conectó un hit en el primer inning que fue suficiente para conseguir el laurel.

Esa fue la única alegría que tuvieron los pájaros rojos. Después todo se tiñó de naranja. Los aguiluchos triunfaron 4 por 1 en el segundo juego, con buena actuación del iniciador Kelly Downs (7.0), relevado por el nicaragüense Porfirio Altamirano, quien se apuntó el salvado con 2.0 episodios de trabajo. El cerrador había logrado 20 rescates en la ronda regular, un récord para la época. El inicialista Terry Francona, actual manager de Indios de Cleveland, empujó dos carreras.

“Tuvimos suerte. Aunque mucha gente no cree en eso”, confesó Leonel Carreón, miembro del Salón de la Fama, que por aquellos días contaba 30 años de edad. “En ese segundo juego, ellos tenían a su mejor pitcher, Luis Leal, y se fajó. Pero el Luis Aparicio es bastante difícil para los outfielders por la brisa. Ese día Francona conectó un fly a la derecha y Jesse Barfield, considerado uno de los mejores jardineros que ha pasado por Venezuela, se volteó y corrió hacia la pared, pero cuando se viró la pelota le cayó como a cinco o seis metros (anotaron Johnny Paredes y Jeff Stone). Eso nos dio la oportunidad de empatar el juego. Después vino un wild pitch y terminamos ganando ese juego 3 a 1. Yo creo que allí la suerte nos ayudó bastante”.

Con tres carreras en el octavo, el Zulia ganó el duelo de batazos en el tercer compromiso, con pizarra de 11 por 10. Aunque el pitcheo no fue el mismo de los dos primeros desafíos, Altamirano volvió a lucirse, en 2.2 tramos, al ser el único serpentinero rapaz que no toleró rayitas. Además, logró la victoria.

Carrión, el emblema criollo del club, remolcó par de anotaciones en el cuarto choque para ser una de las razones del triunfo aguilucho, 7 por 3. A la noche siguiente, el 30 de enero de 1984, la fiesta en el Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto se ambientó con gaita.

Francona y el receptor cubano Roberto Ramos fletaron dos carreras cada uno, más una decente salida de Derek Botelho y otra dominante aparición de Altamirano, le dieron la victoria al Zulia 8 por 4 y la corona de la LVBP. El manager ganador fue Rubén Amaro Sr., padre de Luis Amaro, gerente deportivo de las Águilas del siglo XXI. Altamirano fue declarado Jugador Más Valioso.

“Para mí fue una gran experiencia porque era el primer campeonato que le dábamos al pueblo del Zulia”, aseguró Carrión, actual miembro del cuerpo técnico marabino. “Para todos los que estuvimos allí fue un orgullo formar parte de ese equipo, que estaba tan bien balanceado. Las Águilas lo tenían todo. Tal vez en el papel el club no lucía tanto, pero cuando pasábamos la línea de cal nos convertíamos en los mejores. Además, teníamos a un buen manager que nos ayudó. Nos llevaba siempre por el camino por el que teníamos que ir, nos guiaba diciendo lo que teníamos que hacer en el momento. Era un equipo muy rápido. El señor Amaro siempre se caracterizó por ser agresivo y siempre trató que las Águilas tuvieran un equipo bastante rápido en los siguientes campeonatos”.

Alexis Infante, manager del equipo campeón del Cardenales en el Programa de Desarrollo, era un joven de solo 24 años de edad, y apenas tomó dos turnos en la serie.

“Esa fue mi primera final. Había estado antes (sin jugar) contra el Caracas, pero no habíamos ganado. La del 84 fue una de las épocas en las que estuvimos a punto de ganar, pero no se dio”, rememoró el ex infielder.

Con seguridad aquellos desafíos poco tendrán que ver con el resultado que se dará en la Final 2016-2017. Pero no deja de ser divertido tomar la máquina del tiempo y viajar por la vida del circuito.

Carrión e Infante, los últimos sobrevivientes de aquellos equipos que forman parte de la historia, disfrutaron recordando, que hace más de tres décadas estuvieron en los zapatos que ahora calzan José Pirela y Freddy Galvis, Ildemaro Vargas y Jesús Montero.